La puerta de Cristina Iglesias, realizada en bronce patinado y definida por la artista como un “tapiz vegetal”, está formada por seis elementos: dos fijos, que invaden los huecos laterales, y cuatro móviles, dos que forman las hojas y otros dos el umbral. Todo ello se conforma de bajorrelieves cuyo motivo es una invención vegetal. Las diferentes posiciones de los elementos construyen distintos espacios como los que forman las hojas externas de la puerta con la fachada. Asimismo, las hojas internas con los lados del umbral construyen un pasaje de entrada.
La puerta, que “al abrirse y cerrarse provocará un momento de atención y una experiencia visual”, no funcionará como acceso habitual al edificio pero tendrá una función ceremonial y cuenta con un sistema hidráulico que permitirá su apertura manejado por ordenador. La idea de la artista donostiarra es que sea un corredor, una zona viva que se integre en el tránsito de quien entre a este nuevo espacio.
Cristina definía así su creación a los medios de comunicación recientemente: No sólo se trata de una puerta sino que forma un pasaje de entrada.[,,,]. Añade nuevas perspectivas porque he asumido crear una puerta que a la vez es una escultura que es autónoma en sí misma pero cumple la función que se le ha pedido”.