Apuntes biográficos/históricosConductor, militar y exiliado español.
Lorenzo fue el segundo de los siete hijos que tuvo el matrimonio virgitano formado entre Juan González y Carmen Salmerón. Su adolescencia y juventud no fue muy diferente a la del resto de españoles. El joven González tuvo suerte porque entró a trabajar muy temprano en un taller y pudo aprender a conducir automóviles a pesar de que aún no tenía edad legal para hacerlo. Un gran propietario virgitano le contrató, recién cumplida su mayoría de edad, como chófer personal. Lorenzo tuvo que cancelar su trabajo cuando fue llamado a filas para cumplir el servicio militar dentro del reemplazo de 1933. Tras la sublevación franquista se incorporó a la milicia republicana, según consta en el Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de abril de 1937 su traslado desde las milicias al 6º Batallón de Transportes Automovilísticos de Almería. Fue ametrallado en su vehículo durante el transcurso de la batalla del Ebro y los médicos republicanos no tuvieron otro remedio que amputarle la pierna izquierda a la altura de la rodilla. La convalecencia discurrió entre los hospitales de Manresa y Vallcarca, en Barcelona. En la primera quincena de febrero de 1939, como tantos miles de españoles, tuvo que dirigirse a territorio francés.
En el país vecino, fue pasando por los campos de concentración de Argelès-sur-Mer, Septfonds (15/02/1941), Noè (15/09/1941) y, finalmente, a Vernet (08/06/44). Aquí, junto con los últimos 403 prisioneros de ese campo, fue subido a un tren de ganado para emprender uno de los recorridos más terribles de todos los vividos durante la Segunda Guerra Mundial. Lorenzo y sus compañeros de viaje no lo sabían, pero su convoy pasaría a la historia como El Tren Fantasma, con destino a Dachau. En las entrevistas que le hizo en 1981 el historiador local José Sedano, Lorenzo recordaba haber sido destinado a la barraca 23: "A los dos meses de llegar se declaró el tifus, y morían las personas como las moscas… dormíamos tres en cada litera; dos con la cabeza para arriba y uno con la cabeza para abajo". Lorenzo también acabó contrayendo esa terrible enfermedad. Fue enviado al revier, la terrible enfermería, en dónde consiguió sobrevivir gracias a los cuidados de un prisionero catalán que trabajaba en ella. En los meses que pasó en el campo de concentración fue testigo de numerosas atrocidades. Las tropas estadounidenses liberaron el campo el 29 de abril de 1945.
La libertad no estuvo exenta de dificultades. Lorenzo, como el resto de los deportados españoles supervivientes, no podían ni querían regresar a la España de Franco. Fue acogido por el Estado francés y se instaló en la bella localidad de Laguépie.