Apuntes biográficos/históricosNació en Santander en 1919 y murió en la misma ciudad, que fue uno de los ejes fundamentales de sus actividades, en 1981. Como historiador, su investigación, plasmada en más de una treintena de títulos, se ciñó fundamentalmente, a la historia de su pueblo cántabro, en sus artistas e incluso, en sus paisajes. Estudios, como los dedicados a Bartolomé de Bustamante Herrera (1950), Rodrigo Gil de Hontañón (1951), Juan de Nates (1953) o Francisco Díaz de Rivero (1954), son otras tantas incursiones en la arquitectura montañesa de los siglos XVI y XVIII y una de las bases de su trabajo, pionero en la defensa del patrimonio artístico. A él, cuyos estudios universitarios habían sido fundamentalmente de Leyes, pero que nunca ejerció directamente como abogado, se debió a la creación de las categorías de monumentos regionales y provinciales, un paso importante para su protección por el Estado, en el que participó personalmente como Secretario General de la Comisión Provincial de Monumentos y con activas y eficaces campañas de prensa. Le interesaron también, los diversos momentos de Cantabria y sus gentes, a los que ha dedicado títulos como Indianos de Cantabria (1962) o Cantabria cuna de la Reconquista (1972).
También estudió las relaciones de su tierra con el resto de España, sobre todo en su libro Cantabria, raíz de España (1979), una revisión de los orígenes de Castilla y del Estado español, que entró en polémica con la idea goticista de la escuela asturiana.
Como novelista recibió, en 1956, el Premio Plaza, por su novela M-8634 El Laberinto; publicó Sucursal en Calcuta (1963) y ha dejado varias obras inéditas. Ha publicado, asimismo, varios libros de poemas.
Como escultor, comenzó su obra en la década de los cincuenta. Evolucionó desde un arte figurativo, hacia un abstracto fundamentalmente conceptual, dejando muestras no solo en colecciones particulares, sino también en lugares públicos de Santander y de toda Cantabria. Son suyos, por ejemplo, los bustos del padre Carballo, del Museo de Prehistoria; el de Sáinz de Adana, en los jardines de Pereda, o el de Gumersindo Laverde, en la Biblioteca Menéndez Pelayo, así como la Puerta del Perdón, de Santo Toribio de Liébana y el Vía Crucis al aire libre. El busto del que fuera obispo de Santander, don José Eguino y Trecu, en la Catedral, o el monumento a Vital Alsar, en Puertochico, son muestras de lo que fue su última tendencia escultórica.
Obra escrita y obra escultórica, no agotan su personalidad, ni su carácter, de hombre pletórico de actividad. Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia, de las Bellas Artes de Córdoba y Valladolid, consejero de número de la Institución Cultural de Cantabria, cronista de Liébana y de Trasmiera, fue vicepresidente del Centro de Estudios Montañeses y presidente del Ateneo de Santander. Bajo su presidencia del Ateneo se concedieron los premios, Eulalio Ferrer de novela y se creó lo que ya es una institución en Cantabria: los Montañeses del Año, distinción que sigue otorgando el Ateneo santanderino. Ha sido ponente en varios Congresos y Director del I Congreso de Arquitectura Regional, convocado por su iniciativa.
Ha publicado gran cantidad de artículos y pronunciado numerosas conferencias, así como exposiciones de su obra escultórica. Ha escrito cincuenta obras sobre diversos temas y géneros, de las cuales tiene publicadas treinta.