Apuntes biográficos/históricosHija probablemente de militar, nacida en Zaragoza, tuvo muy pocas oportunidades para educarse, lo que no impidió que, a raíz de la Gloriosa, formara su ideario e irrumpiera en la vida pública de su localidad. Pronto se haría notoria con la intervención en la revuelta republicana de 1869. Se integró en el movimiento republicano de su ciudad, pero no satisfecha con ello, se trasladó a la capital, probablemente con la quimérica intención de labrarse un futuro profesional y político, tal como otros muchos correligionarios varones del partido lo estaban efectuando. Aquí llegaría a publicar algunos artículos en la prensa republicana, defendiendo este ideario.
Con veintiseis años, materialista en alto grado, lectora de Suñer y Capdevilla, atea convencida, excéntrica y extravagante, como la califica su biógrafa, irrumpe en la vida de la capital provocando a propios y a extraños, vistiendo, como George Sand, ropas de hombre, y terminando por masculinizar su aspecto al cortar sus cabellos rubios y lasos. Para entonces, una grave enfermedad, probablemente la uberculosis, estaba marchitando su juventud y apagando su mirada azul.
Combativa hasta el final, un provocador texto, de entre las proclamas y artículos que escribía en su solitario gabinete, la condujo a la prisión de mujeres de la capital.
En sus escritos dejó numerosas evidencias de su inquebrantable entrega al republicanismo, por encima de todo tipo de emociones terrenales.
La emancipación de la mujer es otro tema central de su discurso.
Fuentes consultadas1. Los albores de la emancipación femenina. Escritoras en la prensa del Sexenio Democrático (2018) Datos biográficos https://doi.org/10.4000/argonauta.3176