Fecha: Desde el 22/10/2020 hasta el 17/05/2021
Días de vigencia:
Horario: Todos los días, de 10.00 a: 18.00 h. (enero-febrero), 19.00 h. (marzo), 21.00 h. (abril-septiembre), 19.00 h. (octubre) o 18.00 h. (noviembre-diciembre).
Sede: MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA
Lugar: Madrid (MADRID)
Categoría: Exposiciones
Institución organizadora: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
La exposición, organizada por la Fundació Per Amor a l’Art – Bombas Gens Centre d’Art y la Fundación Hartung Bergman, en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, aborda los temas más recurrentes de la obra de Anna-Eva Bergman (Estocolmo, 1909 - Grasse, Francia, 1987): un diálogo permanente entre Norte y Sur, el aspecto desértico y la luminosidad de los paisajes, los fiordos, los astros, las montañas, los barcos y los acantilados.
El Palacio de Velázquez acoge una selección de sus trabajos realizados entre 1962 y 1971, periodo en el que realizó una serie de viajes a España y Noruega que influyeron de manera notable en su producción artística. De manera destacable influirá en la producción de la artista un viaje a Andalucía, en concreto a Carboneras, en 1962, y el viaje a Noruega de 1964. Comenzará entonces a desarrollar sus primeros horizontes, donde introducirá la luz de medianoche nórdica, una luminosidad que le obsesionó, tal y como demuestra la abundante documentación fotográfica que realiza utiliza después en su trabajo.
En su madurez pictórica Bergman desarrollará el concepto que ella misma denominará 'art d’abstraire', una abstracción con simbolismos de la naturaleza y la mitología noruegas. Un motivo que se encuentra con asiduidad en su obra son las piedras, dentro del vocabulario formal que inicia a partir de 1951 y que continuará en 1970 con creaciones inspiradas en España, tras un viaje por el interior de la Península Ibérica.
La artista noruega consideraba el ritmo como elemento estructural de la pintura, un ritmo que surgió del empleo de determinadas materias -hojas de metal, pan de oro, plata o cobre-, formas, líneas y colores. En sus inicios estuvo marcada por la influencia de los artistas alemanes de la Nueva Objetividad pero, a partir de la década de 1950, experimentó un giro radical cuando se dedicó a la abstracción pictórica, construyendo un universo singular en torno a la línea y el ritmo. El paisaje se convirtió entonces en la referencia esencial de su obra: motivos naturales, mitología escandinava -planetas, montañas, barcas, fiordos- o la luz nórdica.
Su relación con España se inició en 1933, cuando se instaló durante un año en Menorca junto a su pareja, Hans Hartung. En 1962 realizó un viaje a Almería que marcaría su obra de manera determinante; allí comenzó a crear sus primeros horizontes, motivo que retomará al volver a pintar los paisajes noruegos. Este vínculo entre Noruega y España -norte y sur- desembocó en una formalidad semejante, aunque de tonalidades muy diferentes, entre ambos paisajes.
Las piedras son otro elemento recurrente en Bergman, que surgen a principios de la década de 1970 después de haber viajado por España y Portugal, como se muestra en su serie Pierres de Castille [Piedras de Castilla, 1970]. En sus viajes realizó un gran número de fotografías que utilizaba como rastro, memoria o recuerdo, de este modo pintaba sus paisajes a partir de la distancia entre la pintura y lo percibido, transformado por el paso del tiempo
Más información: www.museoreinasofia.es/exposiciones/anna-eva-bergman
Etiquetas: arte, pintura Exportar:
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