(Priego de Córdoba, Córdoba, España, 1877 - Buenos Aires, Argentina, 1949)
Apuntes biográficos/históricosNiceto Alcalá-Zamora y Torres nació en Priego de Córdoba (Córdoba), el 6 de julio de 1877 y murió en Buenos Aires (Argentina), el 18 de febrero de 1949.
Perteneciente a una familia de propietarios agrícolas de Priego de Córdoba venida a menos y de honda tradición a liberal, Alcalá-Zamora inició sus estudios de bachiller en Cabra (Córdoba) en 1886, concluyéndolos en 1891. Se matriculó de la facultad de Derecho de la Universidad de Granada, aprobando brillantemente todas las asignaturas, pese a que nunca asistió a clase, ya que las penurias económicas de la familia le impidieron residir en la capital andaluza. Sin embargo, para realizar sus estudios de doctor en Derecho, el joven Alcalá-Zamora se matriculó en la Universidad Central, de Madrid, a dónde se trasladó a vivir. Alcanzado el título de doctor en 1898, y persuadido por su profesor, el republicano y krausista Gumersindo de Azcarate, decide opositar y ganar una plaza como Letrado del Consejo de Estado, en 1899.
El 23 de enero de 1091, se casó con Purificación Castillo Bidaburu y empieza a trabajar como abogado, también en Madrid, especializándose en Derecho Civil.
Ligado políticamente en sus inicios al liberalismo moretista, quedó bajo la protección del conde de Romanones, obteniendo su primera acta de diputado, en 1905 por La Carolina (Jaén). Tras ocupar diversos cargos, como la subsecretaría de Gobernación, en 1917 y 1923 es nombrado ministro de Fomento y de la Guerra, respectivamente.
Se opuso al golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera, de 1923 y la consiguiente dictadura militar, encuadrándose dentro de los denominados constitucionalistas, pero ligándose cada vez más a los sectores republicanos. En julio de 1930, fundó con Miguel Maura el partido Derecha Liberal Republicana y un mes más tarde promueve el denominado Pacto de San Sebastián (17-08-1930), para finiquitar la dictadura y el régimen monárquico, siendo elegido presidente del comité revolucionario. Fue detenido tras el fracaso de la Sublevación de Jaca (diciembre de 1930), siendo condenado a seis meses de prisión tras el correspondiente Consejo de Guerra al que se vio sometido, pero que nunca llegó a cumplir.
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, supusieron la victoria incontestable de las candidaturas republicanas, en la mayoría de las capitales de provincia. El comité revolucionario, conmina a Alfonso XIII a abandonar el país y el día 14 se proclama la Segunda República. Alcalá-Zamora, como presidente del comité revolucionario, asume la presidencia del Consejo de Ministros del Gobierno provisional.
Su partido, ahora denominado Partido Republicano Progresista, se integró en la coalición electoral republicano-socialista para las Cortes Constituyentes de 1931, pero pronto entró en colisión con sus socios ligados a la izquierda, discrepando, especialmente por la regulación constitucional de las relaciones Iglesia-Estado, causa por la que dimitió. Sin embargo, en diciembre de 1931, fue elegido presidente de la República, promovido precisamente por el gobierno republicano-socialista, dirigido por Manuel Azaña, cargo que ostentaría hasta mayo de 1936. Durante estos años, tuvo notables desencuentros tanto con los gobiernos del bienio progresista, especialmente por las leyes de Congregaciones y del Tribunal de Garantías Constitucionales, como con los pertenecientes al denominado bienio radical-cedista, especialmente con Gil-Robles, por su posterior indulgencia ante los hechos de la Revolución de Asturias y la proclamación del Estado Catalán, en octubre de 1934. Las fuertes contradicciones entre las derechas gobernantes, con proyectos políticos dispares, algunos de ellos situados fuera del marco político establecido, forzaron la convocatoria de nuevas elecciones en febrero de 1936. Las nuevas Cortes, con un 60 por ciento de diputados ligados al Frente Popular, destituyeron a Alcalá-Zamora, como jefe del Estado, el 7 de abril de 1936.
El ex presidente Alcalá-Zamora, se propuso relanzar su Partido Republicano Progresista, pero decidió distanciarse de la radicalidad que estaba tomando la vida política española. El 6 de julio, abandonaba Madrid, junto con su familia, hacia Santander, donde embarcaría en el trasatlántico alemán Caribia; para realizar un crucero por el Mar del Norte, con 1.500 pesetas. Si en Edimburgo, supo del levantamiento de las guarniciones militares asentadas en el Protectorado de Marruecos, en Islandia, conoció ya de la gravedad y generalización del golpe de estado militar.
Alcalá-Zamora, no volvería nunca a España. Su hotel de la calle Martínez Campos fue asaltado y su archivo personal, incautado por el gobierno de Giral. Las cajas de seguridad alquiladas, en entidades bancarias, donde había depositado los manuscritos originales y los materiales para sus memorias, fueron incautadas, junto a los valores y joyas de la familia. En la zona sublevada, sus bienes patrimoniales fueron igualmente confiscados, pese a ser consuegro del general Queipo de Llano. El 9 de agosto, llegaron a París donde escribió numerosos artículos para diarios franceses, suizos o argentinos, con el fin para ganarse, un ingreso que sustentase a la familia. En 1938, los Alcalá-Zamora se trasladaron a Pau, donde escribiría sus segundas memorias.
Sus hijos José y Luis abandonaron París y se unieron al bando republicano, enrolándose en el Ejército, sólo sobrevivió el segundo. Su mujer murió, en mayo de 1939, tras recuperar a su hijo Luis de un campo de internamiento del sur de Francia. Las vicisitudes de Alcalá-Zamora no cedieron en los siguientes años. Pese a no ser un objetivo primordial de las autoridades franquistas, el ex presidente podía ser deportado por los alemanes a España, por lo que decidió, como muchos otros españoles y europeos, tomar desde Marsella un barco que le trasladase hasta la segura Argentina, pero sin la cobertura de las organizaciones de republicanas en el exilio, que rechazó en numerosas ocasiones. Empezó, así, un periplo de 441 días que le llevó por Casablanca, Rabat, Esauira, Dakar, donde enfermó de paludismo, Rufisque, Veracruz y La Habana. El 28 de enero de 1942, la familia Alcalá-Zamora, llegó a Buenos Aires a bordo del buque sueco "Herma Gorthon". Allí vivió en el barrio de Palermo, en la Avenida General Las Heras, desde donde colaboraría con numerosos artículos para diarios o revistas, también publicó el relato de sus desventuras africanas como refugiado político y su propuesta de salida democrática al régimen dictatorial del general Franco, en "Régimen político de convivencia en España".
El 18 de febrero de 1949, Niceto Alcalá-Zamora moría en su domicilio y era enterrado en el Cementerio del Oeste o de Chacarita. En 1977, sus memorias eran editadas por primera vez y sus restos mortales regresaban a España, en agosto de 1979, siendo, de nuevo, enterrado en el panteón familiar del cementerio de la Almudena, de Madrid. Se le conoció por el apelativo despectivo de, El Botas.