Apuntes biográficos/históricosNacido en Morella, el 1 de junio de 1908, ingresó en el Seminario de Tortosa en 1922, donde tuvo por compañero a Vicente Enrique y Tarancón, estudió los cuatro cursos de Gramática, Latín y Humanidades y donde, se apasionó por la Historia. Fue en el seminario que consiguió un gran prestigio y admiración, como recordaba su sobrino Manuel Milian Mestre, "por sus extraordinarias capacidades". Por eso cura-cerrajero, decía de Manuel Milian: "Tenía un espíritu recto y era muy formal y de carácter. Era un hombre serio y reposado y de gran prestigio. Era un alumno de los más aventajados ". Entre 1920 y 1925, Manuel Milian, aprendió Paleografía bajo los auspicios de Manuel Betí, y la complementó en Tortosa, de la mano del historiador Enrique Bayerri.
Fue ordenado presbítero, en la catedral de Tortosa en junio de 1933, y el 22 de ese mes, octava de Corpus, Milian celebraba la primera misa en Morella. Aunque su primer destino fue, el pueblo de Palanques, el obispo Félix Bilbao, le mandó que hiciera el inventario monumental de la diócesis, debido a su extraordinaria capacidad intelectual. Así, catalogó todo el conjunto monumental y artístico del obispado de Tortosa, que hasta 1960, llegaba por el sur hasta la Plana Baixa. A lo largo de dos años, Milian visitó todas las parroquias, ermitas, santuarios y conventos de la diócesis, hasta que, en 1935, presentó al obispo el Inventario Monumental Dertosense. Como dice mosén Josep Alanyà y Roig, en la obra El inventario Monumental Dertosense. Su relevancia y sus dos protagonistas: el obispo Félix Bilbao y D. Manuel Milian (1935-1940) "el obispo Bilbao", tenía muy claro que el joven presbítero, nombrado para el cuidado de la pequeña parroquia de Palanques, reunía en su persona todas las cualidades que ofrecían plena garantía de éxito en la tarea que le encomendaba '.
El 1 de marzo de 1935, fue nombrado regente beneficiado de Forcall y durante la Guerra Civil, estuvo escondido en este pueblo. En 1938, fue nombrado rector de Forcall y de Villores. Durante la posguerra, Milian se dedicó a recuperar el patrimonio histórico-artístico de la diócesis, a curar las enemistades que había producido la Guerra Civil, a restablecer las romerías a las ermitas y santuarios del obispado y a recuperar las danzas procesionales como, los danzantes, de los siglos XIV-XV, las gitanetes o tejedoras, los arcos, las llauradoretes. Amante de las tradiciones populares, recuperó la Santantonà de Forcall y la Semana Santa, restituyó el canto litúrgico y formó una escolanía de adolescentes.
Durante los años 40, Manuel Milian reinició su labor científica, desplazándose en Tortosa, Barcelona, Valencia o Madrid para estudiar sus archivos. En Valencia trabajó en los archivos del Patriarca, el de la Catedral y el Municipal, y también en el del Reino de Valencia y en la Academia de Bellas Artes. También, investigó temas etnográficos y folclóricos y como buen medievalista, también estudió la figura de Benedicto XIII, el Papa Luna.
Fue nombrado miembro del Centro de Cultura Valenciana, de la Sociedad Castellonense de Cultura y de la Real Academia Española de la Historia.
En 1952, pasó a ser rector del Perelló, en el Baix Ebre y en 1955, fue nombrado capellán del asilo de Vinaròs. En 1963, se trasladó a Roma para trabajar en el Archivo Secreto Vaticano y finalmente, en 1981, se trasladaba definitivamente en Morella, donde murió el 4 de abril de 1989.